viernes, 21 de abril de 2017

El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo, de J. R. R. Tolkien





Título: El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo
Autor: J. R. R. Tolkien
Páginas: 547
Editorial: Ediciones Minotauro


«En la adormecida e idílica Comarca, un joven hobbit recibe un encargo: custodiar el Anillo Único y emprender el viaje para su destrucción en las Grietas del Destino. Consciente de la importancia de su misión, Frodo abandona la Comarca e inicia el camino hacia Mordor con la compañía inesperada de Sam, Pippin y Merry. Pero sólo con la ayuda de Aragorn conseguirán vencer a los Jinetes Negros y alcanzar el refugio de la Casa de Elrond en Rivendel. 

Allí se celebra el Concilio que, en nombre de hombres, hobbits, elfos y enanos, decide la destrucción del Anillo y elige a Frodo como su portador. Sam, Merry y Pippin, Aragorn y Boromir, Legolas el elfo, Gimli el enano, y Gandalf el Gris, acompañarán a Frodo en la aventura.»


Creo que tenía como 4 años con este libro esperando en la estantería, y yo con ganas de leerlo. Si no terminaba de hacerlo era probablemente por miedo a sentirlo muy pesado, y por miedo a que no me gustara, pues le tenía muchas expectativas. Pero bien que las cumplió. 

El Señor de los Anillos es, como me dijeron por ahí, algo así con el Don Quijote de la fantasía. Y es que a través de su lectura pude irme dando cuenta de que allí estaban las raíces de todos los libros de fantasía que he leído y que me gustan tanto: el ciclo El Legado, Crónica del Asesino de Reyes y Harry Potter. A pesar de que no le tengo tanto cariño a El Señor de los Anillos (aún) como a los libros que acabo de mencionar, no me es difícil reconocer que Tolkien es el maestro de la fantasía y que por lo que he leído de su trilogía más famosa, esta es lo mejor del género. En La Comunidad del Anillo nos vemos inmersos en todo un mundo nuevo, vasto y enorme, que Tolkien nos describe con lujos y detalles. En esto hace un trabajo hermoso, todo un génesis de una tierra que nos es desconocida, sus palabras van creando todos los parajes y sus habitantes, así como el canto de Aslan creó a Narnia. Sus descripciones casi poéticas van siempre de la mano de las acciones que ocurren, nunca se sienten como una interrupción, sino simplemente como si nosotros estuviéramos codo a codo con la Compañía del Anillo, en pleno viaje, y observásemos el paisaje, como sería lo más natural. Y no se trata solo de meras descripciones, sino que además, ya desde el Prólogo, Tolkien crea toda una cultura,la trabaja y le da forma hasta hacerla sentir real. Y al sentir todo tan real, disfrutar el libro no es difícil.

El viaje, elemento característico de la fantasía épica, se hace corto, cuando realmente se recorren largas distancias. Las acciones se sienten pausadas y aún así pasan volando de una página a otra. Las escenas de batalla son sencillamente una delicia, y de los aspectos que más me gustó, fue el desarrollo de los personajes y la cantidad tan variopinta que había de ellos, difícilmente puedo escoger cuál es mi favorito (pero sin duda adoré a Sam).

En general, este libro es realmente una maravilla. Al terminarlo quedé con un huequito en el corazón. Por suerte, me esperan los siguientes dos tomos, El Hobbit, El Silmarillion, y decenas de libros publicados luego de su muerte. Así que hay Tolkien para rato.


5/5


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